jueves, 9 de febrero de 2017

Elbe Philharmonic Hall, la espera que al fin termina Por Elías Cababie Daniel

Este es el año de las grandes inauguraciones, de conocer por fin proyectos que llevan preparándose desde hace muchos años. Mejor aún, son edificios que no solamente van a estar llenos de oficinas, sino que van a tener un uso comercial, por decirlo de alguna manera; construcciones inmensas que van a estar abiertos cada tanto para una eventual visita y hasta experiencia de vida.


Uno de ellos, quizá el más impresionante por su ubicación y lo que representará, es la sala de conciertos Elbe Philharmonic Hall, la cual está ubicada a la orilla del Río Elbe, en una pequeña península, para ser más precisos. Así que su construcción no fue nada sencilla y esto se refleja en el tiempo que tardó en construirse, pues se intentó una primera vez en el año 2003.


Si tuviese que describirlo, por su altura y forma, bien pudiera ser la corona de una gran ciudad, pues desde lejos se alcanzan a ver los picos que tiene en la cima. Aunque con el paso del día y la llegada de la noche, este edificio, dado que su fachada está cubierta de ventanas, refleja el azul pálido del cielo, por lo que se puede contemplar como una serie de olas que no encuentran donde romper.


Por dentro, es uno de los grandes lugares para escuchar música de cámara -o clásica, como suelen referirse algunos-.La primera sala en la que se pensó fue la destinada a los conciertos y la acústica debía ser perfecta.


Está cerca de una plaza de toros, pues es en esencia un círculo, pero las filas de asientos están dispuestas de forma más estilizada, en pequeñas secciones irregulares. En total, su capacidad es para dos mil cien personas.


La firma Herzog & de Meuron es la responsable de esta obra que seguro, con el paso del tiempo, ha de volverse un hito arquitectónico y cultural.


Elías Cababie Daniel.





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