Muchos países
vecinos se conectan de una forma que sorprende, pero en particular existe una
que me gustaría resaltar por ser una fina pieza de ingeniería moderna llevada a
su máxima expresión. La forma en que se unen Francia y el Reino Unido por medio
del Eurotúnel.
Esta obra se
extiende por debajo del Canal de la Mancha, con una longitud que supera los 5
mil kilómetros, el convoy traza su ruta a una profundidad media de 40
metros bajo el Estrecho de Calais.
Según datos
de la empresa que lo realizó, cerca de 500 trenes circulan por el túnel cada
día con un tiempo de travesía de unos 35 minutos. Y en esencia la estructura es
sencilla, consta de dos túneles ferroviarios y un túnel de servicio, cada
uno de 50 kilómetros de longitud. Concretamente, los dos túneles ferroviarios
tienen un diámetro de 7,6 m con una separación mutua de 30 m.
Lo complejo
de la situación radica en la forma de hacer algo por debajo del agua y que
conecte dos naciones totalmente distintas de una forma eficaz y expedita. Tan
elaborados fueron los trazos de ingeniería que tardaron 8 años en su elaboración.
Como dato
curioso, la posibilidad de unir las dos naciones en el lejano año de 1802, sin
embargo, las herramientas tecnológicas no permitieron que fuera posible
hacerlo, después de casi 200 años el proyecto se materializó, y se aprovechó la
creta del subsuelo, un sedimento geológico formado hace millones de años menos
propenso a la fractura, incluso que un puente normal.
Elías Cababie
Daniel
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